IGLESIA DE SANTO TOMÉ
La parroquia debió ser fundada tras la reconquista cristiana de la ciudad por Alfonso VI en el 1085, puesto que la primera noticia que tenemos de su existencia es de 1142. Del primer edificio mudéjar conserva el gran arco polilobulado superpuesto al actual arco toral, que separa la nave principal del presbiterio, junto con los recios machones de esta parte de la nave y un pequeño arquillo lobulado sobre un friso de ladrillos en esquinilla que sobrevive en la parte alta, en lo que fue la cabecera semicircular de la primitiva iglesia de una sola nave.
Don Gonzalo Ruiz de Toledo, notario mayor de Castilla y señor de la villa de Orgaz, destacó por sus generosas obras de caridad, contribuyendo a la reconstrucción de iglesias parroquiales como ésta, San Justo y San Bartolomé y construyendo a sus expensas la iglesia de San Esteban del convento de los agustinos. En su testamento había dejado ordenada la donación anual a esta iglesia de unas mandas consistentes en 2 carneros, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña, 16 gallinas y 800 maravedíes para sostenimiento de los sacerdotes y los pobres de la parroquia, que debían recaudarse entre los habitantes de su señorío de Orgaz. También dejó ordenado ser enterrado en esta iglesia en el lugar más humilde: la última de las capillas de la nave de la epístola. Como las obras no hubiesen terminado al morir en 1323, lo sepultaron temporalmente en la vecina iglesia de San Esteban. Cuando en 1327 fue trasladado su cuerpo difunto a su capilla de Santo Tomé los admirados asistentes cuentan que, estando celebrando la liturgia de difuntos, todos reconocieron al mismo san Agustín y al joven diácono san Esteban, quienes se presentaron en la iglesia y con sus propias manos lo depositaron en el sepulcro, como premio a su vida de caridad al tiempo que escuchaban: “tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve.”
Fue reconstruida notablemente a comienzos del siglo XIV, a expensas del señor de Orgaz, Don Gonzalo Ruiz de Toledo. Entonces debieron añadirse las dos naves laterales con la cabecera plana.
Es el elemento que perdura de la primitiva iglesia, de cuya cabecera se encontraba exenta. Conserva en sus muros, embutidas, piezas labradas en época visigoda. De planta cuadrada y siguiendo el esquema de los alminares islámicos, en el interior conserva el machón central alrededor del cual se disponen las escaleras. Sobre el cuerpo inferior de mampostería encintada se superponen dos cuerpos en ladrillo en los que se abren ventanas con arcos de herradura para acoger el campanario. Entre los dos cuerpos, destaca por su belleza, el friso de arcos ciegos polilobulados sostenidos por columnillas de cerámica vidriada de color verde y ocre, detalle que la pone en relación con las torres de San Román y San Miguel.
A comienzos del siglo XVI, se decide reformar la cabecera ampliando la capilla mayor y cubriéndola con complejas bóvedas de crucería del último gótico. La familia de los condes de Ayala ya venía utilizando este lugar para como capilla funeraria como prueban las numerosas lápidas de pizarra negra conservadas en los muros del presbiterio. Incluso se cree que la actual capilla de la Dolorosa fue en origen el pasadizo de unión con el palacio de Fuensalida, vivienda principal de este linaje.
A comienzos del siglo XVII se planteó la reforma de las naves a causa de su mal estado, y se decidió remozar paredes, reforzar los pilares con basas de granito y cambiar sus perfiles octogonales por otros cuadrados, picar los arcos hasta convertir sus perfiles en medio punto y añadir una línea de imposta bajo la bóveda de cañón central. La obra contratada en 1614 finalizaría hacia 1661. Entonces el pórtico de entrada se reforma, hasta 1972 cuando, con el fin de no alterar la vida litúrgica de la iglesia, junto a la última crujía de la nave es acondicionado como museo de la pintura del Greco, con entrada independiente para los visitantes.
Las primeras noticias acerca de la construcción de la actual capilla mayor en estilo gótico datan de 1483, momento en el que Juan Guas a pocos metros está iniciando la edificación del monasterio de San Juan de los Reyes, en el estilo denominado gótico de los Reyes Católicos simbiosis del gótico flamenco con el mudéjar castellano. El dominio de las soluciones constructivas también se demuestra aquí: una compleja bóveda estrellada de ocho puntas cuyos nervios son recogidos por ménsulas que se decoran con las imágenes de los cuatro evangelistas.
Perdido el primitivo retablo, el actual del siglo XIX ostenta una buena pintura de Vicente López, pintor de cámara de los reyes Fernando VII e Isabel II, con el asunto de la Incredulidad de Santo Tomás. La armónica composición de figuras escultóricas de dibujo académico y colores puros contribuye a plantear la duda de Tomás y a resolverla a través del magistral juego de manos y gestos.
Fundada por Pedro de la Fuente, sirvió de enterramiento al señor de Orgaz. Fue reformada por el arquitecto Nicolás de Vergara el Mozo en 1586 para colocar el cuadro del Greco.
Su estrecha planta en extraña orientación respecto a las naves hace sospechar que aprovecha un antiguo pasadizo de unión con el Palacio de Fuensalida. Guarda entre otras imágenes procesionales, dos buenas tallas barrocas de la Virgen y San Juan pertenecientes a un Calvario.
Presidida por el retablo contratado en 1566 con el arquitecto Nicolás de Vergara el Viejo, con esculturas de Diego de Velasco de Ávila y pinturas de Hernando de Ávila entre las que destaca la principal de la Presentación de Jesús en el templo y sobre ella un San Jerónimo penitente.
Bien entrado el siglo XVI, en 1559, según la inscripción en la reja de entrada, se construye en estilo gótico la capilla situada junto a la torre, hoy llamada de Monte-Sión pues custodia la imagen que fue titular del monasterio de San Bernardo, desamortizado. Sus dos tramos estrechos se cubren con dos bóvedas de crucería similares a las de la capilla mayor. En el exterior se sitúa la pila bautismal renacentista, trasladada aquí desde los pies de la nave, lugar habitual para la acogida de los catecúmenos que todavía no han entrado a la comunión de la Iglesia. De mármol y forma gallonada, se decora con hojas de acanto e inscripción latina que reza: “Qui crediderit et bautizatus fuerit salvus erit, qui vero non crediderit, condemnatibur.”
El templo custodia importantes grupos escultóricos, comenzando por el más antiguo, junto a la puerta lateral de entrada: la llamada Virgen de la Sonrisa, precioso ejemplar de Virgen gótica de ojos almendrados y amplia sonrisa que mira al Niño mientras éste la acaricia la barbilla con entrañable ternura. En la capilla mayor se exhiben importantes esculturas barrocas del siglo XVII. La figura poderosa de San Elías sumido en un profundo sueño o visión profética, deja traslucir la fuerza interior en su rostro barbado, su mano tensa y los pliegues angulosos de sus amplias vestiduras. Frente a la contención de Elías, la expansión de un Juan Bautista que abre sus brazos y dedos en un alarde de técnica, sin perder un ápice de naturalismo. En el capítulo de la orfebrería destaca la custodia de plata sobredorada, obra de neoclásica de Claudio Vegué de 1883.
Gracias a la pulsera turística ahorrarás en la entrada a los 7 monumentos a los que te da acceso.
El más cercano a tu hotel, aquel que más ganas tienes de conocer... tú eliges el orden.
Mientras la pulsera esté en tu muñeca, podrás visitar los monumentos 3 veces durante un mes.
Los menores de 11 años entran gratis en todos nuestros monumentos.
Obra cumbre de la pintura universal. El Entierro del Señor de Orgaz recoge a la perfección todas las virtudes de la genial mente del Greco.
® 2023 Iglesia de Santo Tomé El Entierro del Señor de Orgaz
Desarrollado por Creativia